Desde el Balcón del Cielo

Con el día de hoy cesa un periodo de fechas en las que hemos notado aun más su ausencia. Aunque casi reconocería que en un cumpleaños o un aniversario pones más empeño en hacer el día más soportable, te llenas de más fuerzas, al igual que los demás lo hacen contigo, y el día pasa mejor de lo que esperabas.

Un día cualquiera puede ser el peor de los días. La echo enormemente de menos a cada momento. Añoro muchísimo una simple conversación con ella, reírnos de tantas cosas de las que nos reíamos, conocer su opinión en cada decisión que tengo que seguir tomando ahora ya sin ella.
Echo de menos mirarla mientras duerme y despertarla cuando todos dejamos el salón para acostarnos y ella ya duerme en el sofá. Se quedaba tan adormilada que ponía la atención de una niña pequeña. A penas levantaba las cejas en señal de "Sí, sí, te he escuchado, ahora voy", pero volvía a caer profundamente dormida y tenías que insistir con otro tono y otro discurso para que se fuera a la cama.

Echo de menos estar con ella y me siento sola en muchas ocasiones. Hacía poco que me había independizado, ni dos meses, y nos echábamos mucho de menos ya entonces. Era lo único malo de mi "nueva etapa", no pasar el mismo tiempo con ella, y cuando volvía por casa siempre le decía "¿me echas de menos?" y siempre la respuesta era la misma. Con otros en casa no daba tanta rienda suelta a esa parte payasa, que puede resultar cansina, o no tenía quien la siguiera, y a mi me hacía mucha gracia cuando me lo contaba. Ahora es hasta cruel recordarlo. Siento profundamente a qué se refería. Tampoco a mí nadie me acompaña de la misma manera. Me falta mi compañera de juegos.

Hablo con ella todos los días, y alguna que otra noche le he pedido que se salte las normas, ella que casi nunca hacia caso... le pido que me mande una señal, un guiño.
Y aunque más de una noche se lo suplico, cada noche acabo reconociéndole lo mismo, que en el fondo no me importa que esa señal no llegue nunca, yo seguiré hablando con ella cada día y cada noche aun sin saber si está ahí, con la esperanza de que un día, cuando volvamos a encontrarnos, me diga: ¡¡¡te escuchaba!!!.

Para muchos puede ser incrédulo pensar así, simplemente una necesidad creada por uno mismo. Estoy totalmente de acuerdo con ellos, ¿pero quién no necesita a su madre?
Hay tanta certeza en pensar que volveremos a estar juntas algún día como en que no. Nadie puede presentarme una prueba que me convenza más de lo uno que de lo otro. Yo elijo esperarla, elijo incluirla en mis días y en mis noches, sencillamente, es mi elección.

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